La sombra de Monetti crece cada vez más y el hincha espera una seguridad en el arco. Bonnín o Navarro, uno ganará la pulseada. OPINIÓN.
Desde el momento en que se empezó a barajar la posible salida de Fernando Monetti de Gimnasia, hace poco más de un año, comenzó a surgir la gran incógnita: cómo reemplazar a la figura indiscutible de este equipo. Y poder suplantar a uno de los mejores arqueros del Fútbol Argentino no hubiera sido tarea sencilla para ningún plantel, y mucho menos para este Lobo con carencias económicas.
Los candidatos a priori eran dos jugadores del club, Pablo Bangardino que ya conocía el arco tripero en Primera División, y Yair Bonnín, un joven que dio muestras de talento en su carrera de inferiores y que se ganó un lugar importante en la consideración del cuerpo técnico. El primero, es un caso conocido: cansado de esperar una oportunidad partió en busca de titularidad en otro equipo. Y el segundo, es protagonista de esta novela que seguramente tendrá varios capítulos más.
Con la partida de Bangardino, Gimnasia supo que debía empezar a pensar en la contratación de un arquero, pero aún quedaba un semestre para resolverlo. Ese tiempo pasó y la salida del Mono a Lanús se convirtió en un hecho. Y el desembarco de Nicolás Navarro, un guardameta con experiencia internacional pero de presente sin continuidad en los últimos clubes donde jugó, trajo consigo la incertidumbre acerca de si la valla estaba a salvo.
Los personajes de la novela ya conocida, los candidatos al arco tripero quedaron mano a mano para una pulseada que en principio ganó Bonnín. El joven debió debutar nada menos que en el clásico en Mar del Plata en donde tuvo una actuación que si bien pudo tener cuestionamientos, no fue mala ni mucho menos.
El uno del Lobo empezó a rendir exámenes partido a partido. El mejor lo rindió en San Juan y luego de eso llegó un encuentro quiebre, otra vez el rival del debut, otra vez el clásico. Esta parte de la historia ya es conocida: Gimnasia cayó frente a su eterno rival en el mismísimo Bosque, y Bonnín, que tuvo una actuación para el olvido, volvió a queda expuesto ante semejante partido. Tan grande fue la exposición que Troglio decidió cambiar. Se alegó “protección” al pibe Bonnín, aunque no fue más que una jugada errática de un técnico agobiado de sostener las críticas. El supuesto espaldarazo duró solo tres fechas.
En Parque Patricios, un Navarro que tuvo su oportunidad y si bien se mostró sobrio, tuvo un error significativo y la responsabilidad en el gol que le dio el empate a Huracán, un cabezazo débil que no pudo. Sin embargo, Troglio renueva la confianza al portero, que como Bonnín, estarán bajo la lupa.
La sombra de Monetti crece cada vez más, y si bien el hincha no debe pretender un arquero de semejante altura y nivel, sí espera una seguridad en el arco tripero. Inconstantes ambos, el DT con dudas y cambios en un puesto que debe ser el de menos cambios en un equipo, y el hincha discutiendo sobre si Bonnín o si Navarro. Uno ganará la pulseada, uno deberá mostrar que merece ser el uno de Gimnasia, hoy es una incógnita, pero que por el bien del equipo debe resolverse de inmediato.
