Gimnasia consiguió llegar a su octavo partido sin conocer la derrota entre el torneo local y la Copa Argentina. Acá, las claves del gran momento tripero.
El triunfo del pasado viernes en el Bosque le permitió al equipo de Troglio ganar por tercera vez consecutiva en el certamen, llegar a los 23 puntos, lograr confianza en el seno del plantel y despedir la primera mitad del año de la manera más productiva. Todo esto es imposible de negar. Pero, la victoria ante Unión, también le posibilitó a Gimnasia llegar al noveno partido de manera consecutiva sin conocer la derrota.
Vale la pena ser retrospectivo por un momento. El inicio del año calendario no fue el mejor –una sola victoria en las primeras siete fechas-, la inseguridad era una realidad bajo los tres palos y las críticas al director técnico fueron varias. He aquí donde la firmeza y el talento de resistencia y aguante de Troglio en su cargo, sumado a la banca para con Nicolás Navarro fueron las bases de este momento regular.
Anote: Independiente, Aldosivi, Vélez, Newells, Altos Hornos Zapla, Sarmiento, Quilmes, Belgrano, Unión. Todos esos rivales y partidos pasaron sin que el Lobo caiga entre el Torneo de los 30 Equipos y la Copa Argentina. En ese lapso, pasaron cuatro encuentros sin que a Navarro le marquen goles. Datos, estadísticas, números, es cierto. Pero es importante subrayarlo si tenemos en cuenta aquel preludio entre febrero y marzo que dejó mucho que desear.
“Tengo que morir con este arquero. Si uno no está preparado para estas cosas, bancarse la que venga, no puede jugar al fútbol”, así resistió Troglio al arquero cuando lo mantuvo en el puesto tras equivocarse seriamente contra River en el Bosque en dos goles. Jugó ante Independiente y, a partir de allí, logró afianzarse en el arco, con actuaciones claves que lo trasformaron en figura en varios de los partidos, siendo responsable de los puntos logrados y manteniendo su valla invicta por más de 400 minutos. El fútbol, por resultados y rendimientos, te trasforma de villano a héroe de un partido a otro.
Para nada lejos de ese pensamiento esta el DT albiazul. En muchas de sus conferencias de prensa hizo expresa su idea de que depende de los triunfos para seguir en el cargo. “Sé que si no me recupero no puedo quedarme, uno puede firmar cien años de contrato pero queda pendiente del resultado”. Claro en sus palabras. Y en su capacidad de rearmarse cuando las cosas van mal, aún más.
El mejor ejemplo es el del Torneo Transición 2014 pasado. Gimnasia perdió un clásico de local tras 18 años, fue derrotado por una amplia goleada en Liniers y ¿qué pasó luego? El equipo se redimió, ganó seis partidos consecutivos y peleó el torneo hasta el final. La analogía de hace un año vale para acentuar este crecimiento que se ve reflejado en la cantidad de encuentros que lleva invicto.
La última vez que estuvo tantos partidos inexpugnable fue en el cierre de la B Nacional 2012/13 y el arranque del Inicial 2013. En aquella oportunidad fueron nueve encuentros sin dejarse conquistar: Gimnasia de Jujuy, Aldosivi, Instituto, Rosario Central, Deportivo Merlo, Sarmiento en la segunda categoría y River, Rosario Central y Belgrano en Primera División.
Constancia en actuaciones individuales, el rearmado permanente de una defensa sólida que a pesar de las lesiones y las sanciones se mantiene firme con los movimientos de piezas y la capacidad de reponerse de Troglio, forman el combo ideal para que el Lobo viva esta coyuntura deportiva, que antes del cierre del semestre previo a la Copa América tiene un atributo central: su regularidad.
