Gimnasia tiene un panorama cada vez más promisorio y eso es indudable. El factor futbolístico es la materia prima para el crecimiento paulatino del club, y hoy el Lobo corre con varios ítems a favor para plantearse objetivos importantes. EDITORIAL
Los arranques, el optimismo y los golpes de volante de Pedro. El aguante de Gimnasia y mil razones más para saber que nada está definido nunca. Porque en estos giros, en esos cambios de rumbo nacidos de la luz de confianza que a veces parece relegada, permanece la capacidad de Troglio para conducir grupos y para sobreponerlos.
Hoy, después de varios dimes y diretes, Gimnasia se posiciona de otra manera. Por supuesto que nada quita las observaciones anteriores que afirmaban, y aún siguen afirmando, que Troglio es el fusible más práctico en un Club donde hay millones de cosas por mejorar. Pero la espalda de este entrenador volvió a demostrar que antes de marcharse, utiliza algo de su manera de entender los procesos futbolísticos que funciona con el fuego de siempre. Hoy, en este regreso al Bosque, Gimnasia está más fortalecido y levanta la bandera de un equipo sólido que se suma a algunas discusiones donde ni siquiera lo miraban de reojo.
Este Lobo, este equipo de estos últimos meses, deja en claro que el fútbol, además de buen pie, táctica y estrategia, se sostiene, fundamentalmente, en las ganas de jugar y en la convicción de salir a buscar resultados. Todavía persisten fallas pero queda claro que laten enormes mejorías actitudinales que visibilizan el empuje necesario para ser un equipo difícil para cualquiera.
Claro, todo en el marco de un campeonato tremendo con diferencias notorias entre planteles que se destacan sobre la construcción de los más humildes. Tampoco es para alarmarse, el Lobo está acostumbrado a ser punto y no banca. Pero cuando la banca tiene ganas, la cosa se pone buena. Hoy los once de Pedro se convirtieron en los Lobos que queremos ver: ganan en Córdoba, ganan después de muchísimos años en cancha de Arsenal y suman en el Bosque. Con esa fórmula y con esta entrega ya podemos poner la firma que nadie va a venir a La Plata pensando que sale de paseo. Estas reacciones, este amor propio, es lo que queremos los triperos. Somos hinchas del Lobo: jamás nos guiamos por contrataciones exageradas, nunca insultamos por insultar. Siempre estamos, y cuando el equipo también dice presente, nosotros somos felices.
Hay mejor fútbol. Todos empiezan desplegar la lógica de un mismo libreto y también entienden que cuando no sobra nada hay que generar una revolución con lo que tenemos a mano. Y en esta historia, en este receso donde no trajimos ni un solo jugador, con Saviola y Tévez llevándose las tapas enteras de los diarios, aparece una clave que nos puede volver más fuertes: Fabián Rinaudo. Fito, el pibe que se fue llorando del Bosque cuando descendimos. Y de eso estamos hechos: de problemas, de héroes silenciosos, de optimismo y de ganas. No nos pidan más, somos eso que lucha todo el tiempo como puede.
A estos once que empezaron a entonarse se les podría sumar aquel volante todo terreno que es el reflejo de lo que estamos lucha que estamos creando. Qué bien le haría Rinaudo a este plantel, a la gente, a Pedro que encontró oxígeno donde no había y volvió a ser el de antes.
Esto también es Gimnasia: la historia de lo posible, con la firma inquebrantable del esfuerzo constante. Veremos qué pasa. Lo importante es que hoy estamos vivos y que vamos recuperando, muy de a poco, nuestra esencia.
