No se puede negar: el presente de Gimnasia es auspicioso. Un cúmulo de signos favorables y buenas noticias han llegado de la mano. ¿Responsables? Pedro Troglio, cuerpo técnico, jugadores y, nobleza obliga, dirigencia. Entre aciertos y pifies se fue consolidando un panorama que, a priori, resulta el ideal. OPINIÓN
Un repaso ágil. Gimnasia viene en alza futbolística: cuatro victorias al hilo y once encuentros sin caídas. Si bien el rendimiento tanto colectivo como individual ha mermado en relación con el final del semestre pasado, no deja de ser producto de una pretemporada que recién se despide. El Lobo se irá acomodando con el correr de los partidos e irá recuperando la identidad adquirida hace algunos meses atrás.
Gimnasia terminó con dos rachas negativas en menos de una semana: superó a Arsenal en Sarandí después de 11 años y, por fin, se impuso en una serie de penales por Copa Argentina. Dato no menor, que determina una profundización clave en el factor anímico.
Con gran esfuerzo, se mantuvo la base del plantel. Salvo por el alejamiento de Pablo Vegetti, el material es el mismo. Aspecto fundamental: los soldados que anduvieron a los tumbos en el inicio de año, hoy están al pie del cañón (principalmente, Mendoza y Contreras). Por lo demás, el Lobo cuenta con materia prima suficiente como para afrontar con seriedad todo lo que le avecina.
Lo de Fabián Rinaudo debe tener escasos precedentes. Fito resignó más de lo que muchos ni imaginan para volver a vestir la azul y blanca. Le cerró la puerta a Independiente y fue claro en su postura: Gimnasia o nada. La llegada del mejor volante central de la era moderna tripera, trae un salto de jerarquía enorme. Y Troglio deberá resolver uno de esos problemas que a menudo se catalogan como problemas lindos. Es que el gran presente de Roberto Brum obliga a cuestionarse en dónde encaja Rinaudo en un tablero ya configurado de antemano. Y lo mejor es que el DT tiene en claro como nadie cuál será la función del último gran héroe tripero en un plantel donde la competencia sana existe de verdad.
Hay más, y es la presencia de Ignacio Fernández. El volante que la remó desde bien abajo para ser hoy el as de espadas de un equipo que intenta jugar de memoria, renovó contrato y seguirá con la franja azul en el pecho por un tiempo más. Se cumplió lA premisa incumplible de siempre: lo que no se vende hoy, se vende mañana y mejor.
Cautela, concentración y optimismo. De la mano de esos tres conceptos Gimnasia ambicionará objetivos grandes. Tiene con qué, de más está decirlo. La balanza se volcó para el lado correcto y ahora habrá que empezar a jugar. El mapa está trazado. El Lobo tiene todo a su favor. Esta vez sí que no hay excusas: algo está cambiando y Gimnasia es dueño de su propio destino.
