Compartimos nota de opinión escrita por el periodista tripero Gabriel Fernández, en exclusiva para Letra G, y publicada en la edición #190 de nuestra revista.
El tripero lo sabe: el equipo se afianzó, ganó en funcionamiento, contundencia y confianza. Lo logró porque los elementos básicos para conseguirlo estaban presentes y porque Pedro Troglio afirmó una línea de juego que contiene solidez, despegue rápido y llegada. También, porque en los momentos difíciles el pueblo reafirmó la confianza en un cuerpo técnico que demostró sentir pasión por los colores.
Se afirmó un arquero que llegó tambaleante, se consolidó una línea de cuatro a pesar de las variantes, con ejemplos de voluntad para adaptarse a nuevas funciones que merece destacarse, se estableció un medio de contención por un lado y tránsito rápido por otro. Se elevó sobre sí mismo Nacho y a raíz de esos despegues veloces y continuos, logró quebrarse la sequía goleadora hasta alcanzar la reiteración de los tanteadores abultados.
Lo dijimos en su momento: la selección de jugadores efectuada por el entrenador resultó adecuada. La producción de inferiores, fructífera. En aquellos momentos iniciales resultaba difícil de apreciar, pero junto a muy pocos periodistas indicamos que Gimnasia tenía un gran caudal técnico puesto por puesto. Esta aseveración contrastaba con aquellos diagnósticos que hablaban de mediocridad y falta de recursos. Ahora, con el arribo de Fabián Rinaudo, las perspectivas se acrecientan.
Sin embargo, las prevenciones no están de más. Sabemos que hay ocasiones en las cuales las cosas se hacen bien… pero el balón no ingresa. Sabemos que las rachas necesitan de una dosis de azar apreciable para persistir. Sabemos que en un fútbol profesional con grandes empresas en el juego, la presencia de un equipo que no forma parte del esquema comercial puede ser resistida. Pero sobre todo, necesitamos estar bien pertrechados para los clásicos venideros.
Se comprueba en todos los derbys del fútbol argentino: perder un clásico configura un impacto emocional profundo que perdura varias fechas y desestructura los mejores esfuerzos. Gimnasia todavía no encontró el agujero del mate de esa contienda. Quizás se pueda apuntar que para tales enfrentamientos, el temor no es buen consejero. Acérquese lector y pensemos juntos.
Nadie pretende que el inteligente Pedro deje de lado el esquema de contra adelantada que le permite volar por los costados como desea. El asunto es: si en el resto de los partidos la presión por la recuperación es bien arriba ¿por qué en los clásicos el equipo tiende a encerrarse, a refugiarse en tres cuartos defensivos? Creemos que si se resuelve el tema, es decir la instalación del trámite varios metros más adelante, se habrá ganado una batalla.
Vale pensarlo ahora que la grata ecuación de los resultados favorece al Lobo. Y vale aplaudir a un plantel y a un cuerpo técnico que con calidad y convicción salió de un pozo difícil y colocó a la camiseta más hermosa del mundo en un lugar privilegiado de la tabla de posiciones. Pues, digámoslo con franqueza: nos interesa ganar y crecer, pero queremos hacerlo con este conjunto de personas que han evidenciado identificación con nuestra gente.
Han sido semanas intensas. En los bares, las redacciones, las radios, todos nos hemos preguntado: ¿y ahora? Después del superlativo nivel de Brum, con la siempre valiosa retaguardia de Pouso ¿dónde lo va a poner a Fito? Hermoso interrogante, porque habla de un equipo con posibilidades y ofertas numerosas. Troglio ha sabido administrar la escasez en varios períodos; se abre el desafío de potenciar la abundancia.
