Como ya sucedió hace un año Gimnasia termina el verano inmerso en dudas. Acá, un repaso puesto por puesto de lo que dejó el partido de ayer, antes del bochornoso final harto comentado por carmelitas descalzas que solo generan más violencia en los medios.
En el arco Gimnasia cambió arquero de experiencia por otro de similares características aunque Enrique Bologna se destaca por su gran manejo con los pies del balón transmitiendo debajo de los palos una seguridad para nada desdeñable.
Los cuatro puestos de la defensa pueden separarse en sus dos mitades: por un lado el sector izquierdo encuentra a un cada vez más seguro Maxi Coronel y al mejor hombre del Lobo, su capitán Lucas Licht; principal arma ofensiva del equipo desde su posición de lateral izquierdo. El sector derecho continúa preocupando a todos. Facundo Oreja, idolatrado por su pasado de garra y sacrificio, comienza a poner en riesgo su titularidad ya que Ezequiel Bonifacio parece ofrecer otras garantías. A su vez, Mauricio Romero, quien actuó anoche de menor a mayor, es el elegido para reemplazar a Osvaldo Barsottini, de flojísimo 2015.
En la mitad de la cancha la venta de Nacho Fernández y la escasa producción de jugadas elaboradas mostrada en Mar del Plata obligan a Pedro a contar con Álvaro Fernández junto a Brum en las primeras fechas, debido ala suspensión de Rinaudo. De todos modos, se da por descontado que será Fito el que en el medio posea titularidad indiscutida. Por las bandas, están las promesas Meza y Mendoza, quienes deberán elevar su juego y confianza para no seguir permanentemente bajo ese rótulo. Les falta desborde e intensidad.
En la delantera no existen dudas: Niell y Mazzola son los titulares aunque mal alimentados por la falta de creatividad, mientras que Medina y Rasic sus alternativas más cercanas, mientras que Castillón será evaluado desde su llegada para ganarse un lugar.
La clave será olvidar rápidamente el juego y la gresca marplatense para no sufrir el mismo inicio del año anterior.
