Cuando el partido se moría y la tensión aumentaba, apareció la cabeza salvadora de Alonso para hacer delirar al triperío.
Una nube baja sobre el césped del Estadio le puso el manto exacto de tensión y dramatismo a un partido que tuvo en vilo hasta el último instante a las miles de almas triperas que desbordaron las tribunas.
No fue un triunfo más, fue el primero desde que se decidió regresar al Bosque, ni más ni menos que el primero y esperemos sea el inicio de muchos más.
Había que sacarse la mufa de alguna manera y por suerte el gol del triunfo llegó en el momento de mayor desconcierto tanto dentro como fuera de la cancha. Porque la desesperación por ir para adelante hizo que los jugadores se apresuraran y perdieran el balón mientras que desde las tribunas una tensa calma se apoyaba sobre la espalda del Topo Sanguinetti en busca de respuestas.
La salida del primer equipo estuvo a la altura del difícil momento. Miles de globos largos azules y blancos tapizaron todo el estadio gracias al esfuerzo de un Tripero que vale la pena mencionar: Restaurante El Nuevo Luiggi.
Para acompañar todo el colorido estuvieron decenas de bombos y trompetas junto a bengalas intermitentes y un par de bengalas de humo que hicieron del Bosque un marco sencillamente espectacular.
Como se esperaba desde hace un tiempo, la masiva respuesta de la gente en apoyo al equipo estuvo acompañada por un sacrificado triunfo desde dentro del campo de juego.
Si la gente está y el equipo aparece no caben dudas de que el preocupante presente quedará en el pasado. Ahora, a copar el Cilindro de Avellaneda para enfrentar a Independiente.
