Gimnasia igualó el clásico 0 a 0 con Estudiantes en el Bosque en un partido sin demasiadas situaciones de gol. El Lobo propuso bastante más que su rival, que salió a especular y a ver qué pasaba como un equipo chico. Se valora la actitud del conjunto tripero, que dejó todo y le faltó el toque final para definirlo. Ahora, a pensar en Racing por Copa Argentina.
No se puede reprochar nada. Gimnasia estuvo a la altura y, si bien se quedó con un empate, fue el único que propuso ganar el clásico de esta tarde en el Bosque. Enfrente, un rival que llegó como puntero invicto del campeonato, pero que tuvo un planteo de equipo chico y casi ni inquietó a Alexis Martín Arias.
Con Chirola Romero como abanderado, el Lobo tomó la lanza desde el inicio. Como podía, con muchas ganas y a veces con buen fútbol, generó las únicas situaciones de peligro real de la primera etapa: a los 10 minutos, cuando Ibáñez se despegó de la marca y sacó un derechazo raso que contuvo bien Andújar; y a los 17, cuando el mismo delantero cabeceó de pique al suelo en una pelota parada y el balón se fue por arriba del travesaño.
No pasó más nada el esos 45 minutos iniciales. Estudiantes siempre buscó cerrarse atrás y careció de ideas en ataque, y Gimnasia, enviado por la necesidad de ganar, apostó a la pelota parada y al juego por las bandas para complicar al rival.
En el complemento el Lobo salió más decidido todavía. Contó con una clara, otra vez de Ibáñez, que llegó con lo justo a conectar una pelota que otra vez contuvo Andújar (la figrua del Pincha junto a Braña). Después, acorraló a su rival pero siempre le faltó la puntada final.
Abajo el Lobo no pasó sobresaltos. El uruguayo Gorga y el pibe Guanini se las arreglaron fenómeno para frenar el juego aéreo, primero de Viatri y después de Toledo.
Los minutos pasaron, el Lobo no logró convertir pese a buscarlo con intensidad, y más cerca del final Estudiantes respondió con un par de contras que Martín Arias resolvió bien.
Nada más que agregar en un nuevo clásico en cero en el Bosque. Al Lobo se le volvió a escapar. Queda la bronca de no haber podido cortar la mala racha sin victorias en el clásico, pero la tranquilidad de saber que se dejó hasta la última gota de sangre.
