Te adelantamos la editorial 66 de la revista Letra G que sale el vienres en el Bosque. Hay que manejar la ansiedad.
Gimnasia volvió a ganar de visitante y poco a poco va recuperando terreno. Si bien no hay que volverse loco por un par de triunfos, tampoco hay que dejar de reconocer el cambio de actitud que han tenido los jugadores dentro de la cancha y el sello que el nuevo entrenador le ha impregnado al plantel.
Desde el comienzo dijimos y dejamos en claro que no debemos subirnos al tren exitista de creer que por ganar un par de partidos estamos en el paraíso.
Pero eso, tampoco debe generar un escepticismo extremo que no nos permita valorar las cosas positivas que se están evidenciando en el primer equipo.
Hacía tiempo que los hinchas de Gimnasia no disfrutábamos de tres excursiones tan complicadas como las de San Lorenzo, Central y Vélez. Hacía tiempo también, que no se veían conjuntos de Gimnasia plantándose en terrenos ajenos con la actitud que deben tener los equipos que se están jugando la vida.
A partir de ahora hay que conseguir regularidad. Volver a ganar de local significará, seguramente, una inyección anímica muy fuerte para un equipo que la necesita y que debe confiar en las posibilidades que tiene a partir de los buenos jugadores con los que cuenta.
Algunos comentarios en la tribuna dicen “el problema de Gimnasia está en las dimensiones del campo” y eso no parece tener argumentos sólidos. Los terrenos de juego del fútbol argentino son prácticamente similares a excepción de algunos como San Lorenzo o River. Por eso, parece que el impedimento de triunfos de local merece otra explicación.
Por lo que puede verse, la falta de resultados está más vinculada al rendimiento dentro de la cancha que a las medidas del campo. Gimnasia en casa tiene la obligación de salir a buscar los partidos. Cosa que de visitante, si bien tiene la intención de llevarse los tres puntos, puede darse el lujo de esperar al rival y trabajar a partir de cómo se le plantan.
En el caso de Vélez o Central, ambos han salido desde el minuto inicial a buscar el triunfo. Eso le ha generado espacios al Lobo que han sido bien aprovechado por los delanteros.
En cambio en el Bosque, los rivales vienen a meterse atrás. O por lo menos, a esperar a Gimnasia para luego jugar. Esa situación al Lobo lo complica. Lo pone nervioso y lo obliga a llegar desesperadamente al gol.
Por eso, la cuestión parece más vinculada a tener que manejar la ansiedad que a conseguir los espacios donde desarrollar el juego.
Hace unos días frente a Arsenal, la línea del fondo y la de los volantes han tenido actuaciones aceptables. Al menos, no fueron inferiores a las mostradas en partidos como los de Central o San Lorenzo. Lo que sí ha ocurrido, es que de tres cuartos de cancha hacia delante, faltaron soluciones. Faltó resolución, velocidad y eficacia.
Por eso, el partido con Vélez abre otra ventana. Aparecieron los delanteros, el Pampa volvió al gol y Piatti jugó en gran nivel asistiendo en las dos conquistas.
Esta noche, más que pretender jugar en una cancha más grande hay que saber manejar la ansiedad. Este es un camino largo y hay que asumir que se van a perder puntos. Lo importante es el cambio de actitud que ha mostrado el equipo y la muestra de que puede ganarle a cualquiera en cualquier cancha. Los puntos, como hasta ahora, van a ir llegando para cumplir con el objetivo final: salir de la zona del descenso.
