La campaña “Dale Lobo” marca un hito extraordinario y de precedentes escasos en la ciudad. Sin embargo, no se ve reflejada como se merece en los medios periodísticos dominantes.
Otra vez Gimnasia. Siempre Gimnasia. La campaña “Dale Lobo” que orbita en los barrios populares de la ciudad no se topa con precedentes. O sí: abril de 1944 arrojó un quiebre fenomenal para la historia con la génesis del movimiento “¡Arriba Gimnasia!”. Miles de triperos marcaron el rumbo bajo una consigna clara de retemplarse ante la adversidad. La movilización, fenomenal desde todo ángulo, confirmó lo que ya se percibía desde el vamos: el pueblo es tripero.
En 2009 irrumpió la campaña social de SITEA, que consistió en brindar ayuda a hogares y comedores de los barrios platenses. Hubo de todo: donaciones de cualquier tipo e infinidad de camisetas para pibes y pibas. Una muestra más de que en La Plata el fragor de las multitudes siempre vistió de azul y blanco.
El apoyo mediático es escaso. Siempre lo es cuando se trata de Gimnasia. Alguna mención escondida por acá, otra nota sin vuelo por allá. Eso es todo. Y pese a que la magnitud de la movida es digna de cualquier tapa, se soslaya. Lo popular cae mal. Nunca fue de la mano con los sectores dominantes que a menudo marcan agenda y manipulan realidades. Allá ellos: Gimnasia no los necesita, nunca los necesitó.
En este caso, el rol de los medios partidarios resulta fundamental y también suficiente. ¿Para qué más? Todo está a la vista: el mundo tripero se unió para recuperar lo que le pertenece por historia. Gimnasia penetra en los barrios con la fuerza de un licántropo, reconquista identidad y se abraza al pueblo. Acaso por eso se trata de un fenómeno social inextinguible que no se explica. Que se siente, se vive y se desentraña en el corazón de las multitudes. Porque las calles son azules y blancas.
