El texto de Rafel Ton, leído en Tribuna Gimnasista radio. Más que nunca, se necestia el apoyo del todos los Triperos.
En el pasillo de un hospital, uno espera que algún ser querido salga de una operación o que se cure y es ahí donde uno se plantea que hizo por él.
Y siempre sostengo lo mismo: uno es lo que hace, no lo que dice. No vale de nada pensar que generoso sería uno si fuera millonario, uno es generoso en sus acciones con 2 pesos en el bolsillo o con 10.000. La generosidad no está en la cantidad de dinero. No vale de nada repetir te quiero a alguien si en el momento en que necesitaba nuestra compañía, uno estaba en otra cosa o estaba cerca pero protestando en lugar de ponerse a trabajar para solucionar las cosas, en la medida de lo posible.
Cuando alguien está muy enfermo, uno se puede hacer la pregunta clave ¿Qué hicimos para que sea feliz, para hacerlo sentir bien? ¿Qué podemos hacer para ayudarlo ahora?
Y esto viene a colación de lo que sucede en Gimnasia.
Y sabemos que Gimnasia es una suma de voluntades, de locuras pasionales, en movimiento, de miles y miles de triperos. Su gente es el nervio motor, la sangre, el marco de fiesta y también el sueño compartido.
Hoy Gimnasia está tratando de salir de una enfermedad que no es una caída sorpresiva, es algo que venía de hace un tiempo. (Después de todo el promedio es algo que mide varios torneos).
Entonces, como cuando uno integra un grupo de trabajo, una institución, un equipo, es bueno llegado el momento de la crisis o de la caída (la perdida) o de la victoria (la meta conquistada) preguntarse ¿Qué hice yo para esto? ¿En que puedo ayudar?
Es bueno saber que cada uno desde su lugar, respetando lo que el resto hace, puede dar una mano. Y también es positivo saber que uno no fue una piedra de la discordia más, haciendo peso para que las cosas se caigan.
Es muy difícil decir esto a los triperos porque todos somos muy sanguíneos, muy pasionales. Porque en estas horas quizás estamos todos fastidiosos, buscando culpables, con algo de bronca. Pero creo que sería bueno replantearse ciertas cosas. Caso concreto: nuestro lugar como hinchas en la tribuna, sabiendo que no somos el técnico, no somos el que defiende, el que tira el penal, el que ataja, está muy bueno que cuando las cosas no salen, en lugar de insultar, de protestar a los gritos, elijamos, mayoritariamente: alentar. El “dale Lobo” vale más que una puteada, eso seguro.
¿Qué estabas haciendo mientras Gimnasia trataba de que le salgan las cosas bien, de salir de la crisis? ¿Insultando a los cuatro vientos, dando direcciones técnicas que solo escuchan los que están al lado o alentando? Cada uno elige. No quiero ofender a nadie, después de todo somos todos técnicos, presidentes y críticos de arte, dicen… Lo que digo es pensar ¿Qué beneficio obtiene la institución que amas cuando puteas y carajeas o entras gritando “hay que ganar si o si, hay que ganar si o si porque si no…bla bla bla”…? ¿Estamos sumando o restando?
Hace poco mi hijo Juan Cruz se llevó materias. Lo lleve a la mañana hasta el colegio el primer día que rendía y le dije: “si rendís bien festejamos, si rendís mal no es la muerte de nadie, peor es que pierda Gimnasia”. Mi hijo sonrió. Y finalmente Juan Cruz pasó de año.
No pasó de año por eso, pasó porque estudió. Pero creo que fue positivo el hecho de que no lo presioné en esa instancia, ni le metí más miedo con que repitiera. No sé si se entiende pero intentaré ser más gráfico: si en el momento que alguien está enfermo, tratando de salir, nos ponemos a prepotear al médico y damos instrucciones de mala manera a las enfermeras y a gritarle al enfermo “che, que pálido estas, dejate de jorobar, mejorá”, esto lejos de ayudar, empeora un poco todo.
Todos los que lo queremos estamos desesperado porque el enfermo mejore, es obvio, y es bueno saber que el enfermo también quiere vivir. ¿Lo apoyamos o lo sacudimos? tirando a la mierda los remedios, al grito de ¡tenes que salir de esto, che!
Eso quiere decir que antes que decir “si o si, pase lo que pase, hay que ganar” tenemos que decirnos “si o si voy alentar”, “pase lo que pase, no voy a abandonar y Vamos Lobo carajo”. Para sentirnos orgullosos de que en el momento indicado estábamos apoyando y no estorbando.
El sábado leí algo en la cancha que me encantó. La editorial de los amigos de Letra G. Una frase que decía “Hoy suma mucho más una bandera de apoyo que una crítica”… ¡Qué cierto!
Vamos a ver que podemos hacer para no joder y si se puede para ayudar. No pensemos en uno mismo y nada más, en nuestra bronca o decepción, pensemos en Gimnasia. Qué no nos gane la desesperación, sino el amor, el amor por Gimnasia. Qué el día que Gimnasia salga de esta situación, de esta crisis, podamos decir, “yo no puse una sola piedra en el camino, podía estar de acuerdo o no con algunas cosas, pero alenté, no abandoné y apoyé al Lobo, como lo hice siempre. No fui parte del problema, fui, quizás en grado menor pero fui parte de la solución”.
Como dije antes y hablando de mi hijo Juan Cruz, como puedo decirlo también de mi hija Mariana y como muchos amigos por suerte, tienen algo en común: no me han defraudado nunca. No digo que no pueda pasar, no digo que siempre me han dado alegrías, porque eso sería una mirada idílica, algo que no puede ser. Pueda ser que hayan fallado en alguna cosa, que no esté de acuerdo en otras, pero son esas personas que cuando están en las malas, uno trata de ayudarlas, apuntalarlas, apoyarlas, por lo que sentimos por ellas y seguramente viceversa. Algo así pasa con Gimnasia. Nunca me defraudó, me dio los amigos que me ayudaron y me ayudan, me dio cosas impagables, que van mucho más allá de un gol o de una victoria.
Y cuando hay un amigo enfermo, no lo abandonamos, nos acercamos y nos ponemos al lado a desearle lo mejor, a darle aliento, a donar sangre como cada 3 de junio ¿saben porque?... porque somos triperos.
Y nos dieron por muerto tantas veces… pero, con fiesta y contra todo, siempre, siempre volvemos. Amén.