En momentos como estos sólo surge escribir con el corazón. Cada palabra debe ser medida, en cada coma puede ponerse en jugo mucho y lo único que queremos, como hinchas del Lobo, es el bien para Gimnasia.
La situación del Lobo es grave, pero qué más podemos hacer que informar acerca de lo que pasa. La Comisión Directiva ha cometido un error grosero y está intentado repararlo. Da inseguridad pedir la salida de Gisande cuando detrás no se ve nada transparente. Lamentablemente los resultados futbolísticos no le han permitido a la actual conducción poder salir a flote. Todo el esfuerzo y el progreso que se fue logrando en torno al patrimonio y a la apertura del Club se puso al servicio del equipo, que luego de una muy mala campaña quedó en descenso directo.
Uno piensa en lo diferente que podrían ser las cosas con una campaña de 25 puntos y eso no estuvo tan lejos como parece. Pero ya es tarde.
Ahora queda que cada uno asuma su grado de responsabilidad y que se considere que este cuerpo técnico queda muy “manchado” y a la deriva tras haber asumido por inexperiencia un compromiso letal: dirigir tres partidos antes de la pretemporada. Se sumó a la mesa cuando las cartas ya estaban repartidas y eso, en este “valetodo” le costó muy caro.
¿Es responsabilidad del Moncho Fernández todo esto? Hay una conjunción de incapacidades, principalmente dirigencial, aunque los jugadores tienen su parte.
¿Cómo se arregla la desvinculación del Moncho? ¿Qué pasará con el resto del cuerpo técnico? ¿Qué información le llega al socio tras tantas idas y vueltas? Muchos interrogantes que deben aclararse para evitar males mayores.
Ahora queda, ni más ni menos, tomar la decisión correcta. El nuevo DT debe conformar un buen plantel y salir adelante.
¿Qué se vaya Gisande? Eso lo dejamos para los expertos que en golpes institucionales siempre fueron pioneros. Lo nuestro es otra cosa. Lo nuestro es amor por los colores y sentimiento puro por Gimnasia y Esgrima La Plata.
Cada uno sabrá lo que hace y sabrá también como debe afrontar este momento delicado. Lo concreto es que hay que actuar con la razón y no apresurarse a tomar decisiones equivocadas, como la que se está intentando subsanar.
Gimnasia es grande y no merece estar en esta situación. El dolor, como siempre, nos ha llevado a vivir con vigor y con entereza. Las lagrimas, de amargura para muchos simpatizantes, se transforman en bronca y resurrección para un tripero. Vamos para delante, sigamos luchando y alentando que el Lobo nos necesita. Y como dijo Madelón antes de aquel 12 de julio, cambiemos la cara que esto no es para cagones. ¡Vamos Lobo todavía!
Ariel Fridman
