Compartimos la editorial 92 de Letra G que salió el miércoles en el Bosque. Sebastián Romero, un tripero de ley.
Las notas viscerales muchas veces son las más lindas, porque uno no las piensa demasiado, uno no se propone un objetivo ni un hilo conductor que haga coherente el relato. Las notas que surgen del corazón son las que llegan, las que no necesitan explicaciones ni palabras claves. Se sienten de verdad y se transmiten.
Hablar de Chirola Romero hoy puede estar asociado al golazo que hizo el sábado pasado; pero en realidad eso no es más que una buena excusa. Decir que “Chirola es Gimnasia” puede resultar para algunos exagerado, pero si se piensa en el significado, no se está diciendo que “Gimnasia es Chirola”. Es decir, Gimnasia es mucho más que un jugador o que un nombre.
Lo que decimos simplemente, es que Sebastián Romero tiene todo eso que debe tener un hincha de Gimnasia y por eso rompe con el estereotipo de jugador de fútbol para transformarse en un hombre del Club.
Hombre con huevos de sobra, que siempre se mantiene al margen de cualquier polémica y que prefiere comunicarse con la gente dejando todo adentro de la cancha. Habla poco, no es tribunero pero algo le está diciendo al hincha cuando golpea con sus manos el escudo de Gimnasia bordado en su pecho caliente.
Nacido en Berisso, desde pibe la rompió en las inferiores del Lobo, donde salió campeón con aquel recordado equipo plagado de estrellas, que poco a poco fueron haciendo su carrera y que hoy los encuentra a todos en un punto parecido.
Chirola fue transferido al Betis por pedido expreso del Viejo Griguol, cuando en realidad estaba a un paso del Mallorca, luego se fue a Francia, volvió a España y recaló en Racing, donde convirtió goles importantes marcándose con las manos la franja azul sobre la camiseta albiceleste. Antes de volver al Lobo estuvo en Grecia y triunfó, aunque nunca sintió el calor de su verdadera hinchada, uno de los motivos que lo convencieron de volver en un momento complicado de Gimnasia, a dar la cara, a sacarlo adelante.
Se podría esperar hasta el final del torneo para decir todo esto. Pero aquí, no se necesita el diario del lunes para dejar sentencias. Pase lo que pase Chirola siempre será un ídolo en Gimnasia. Muchos podrán decir qué hizo para serlo. Y a ellos habrá que explicarles que en el Lobo se necesitan otras cosas para ser ídolo. Que nada tiene que ver con los logros deportivos sino con la dignidad.
Un ídolo tripero es aquel que respeta los códigos, que declara con el sentimiento, que no vende humo, que es leal, humilde, trabajador y responsable, que se la banca adentro y afuera de la cancha. Que llora por un triunfo pero que también lo hace por una derrota. Que no se esconde, que es solidario con los compañeros, que no le mete palos en la rueda al técnico; en resumen, que vive pensando lo mejor para el Club.
Ese es Chirola y el hincha lo reconoce, aunque no se lo haga saber todo el tiempo. Hay una relación única, un sentimiento genuino que pide a Sebastián Ariel Chirola Romero en Gimnasia para siempre.
