El Lobo tiene grandes chances de salvarse del descenso directo pero en gran medida por resultados ajenos. Editorial 93 de la revista.
Hace un poco más de dos meses, cuando comenzaba el torneo allá en Mendoza, en medio de un calor agobiante y de una derrota inesperada, los triperos coincidíamos todos en un objetivo central: zafar del descenso directo.
Por estos días, casi sin darnos cuenta, estamos muy cerca de cumplirlo al margen de los méritos propios para lograrlo. El Lobo suma 19 puntos, merodea la mitad de la tabla, pero el alivio está llegando gracias a la desgracia de Chacarita y Atlético Tucumán que no paran de perder.
Por eso todavía no se puede festejar. Por eso, tampoco se puede aplaudir a rabiar a un equipo que deja todo en cada partido pero que sin embargo sumó menos de lo que debió sumar si contemplamos los rendimientos dentro del campo de juego.
El equipo aún no cumplió las expectativas. Ni las propias ni la de los hinchas; pero sin embargo, está a un paso de olvidarse, por este certamen, de los dos últimos puestos de la tabla de promedios.
Esta situación deja a todos a la espera de un desenlace que puede llegar de diferentes maneras. El Lobo para cumplir con su propósito debe superar en puntos a Central y/o a Racing, al margen de que desciendan los recientemente ascendidos. Esto dejaría a Gimnasia con un rival en la promoción, a priori, más accesible y con la tranquilidad de haber cumplido con la propuesta inicial.
No obstante, puede ocurrir que el Lobo no supere a ninguno de los dos equipos y juegue la otra promoción frente al tercero de la B; lo que significaría que no se llega a esa instancia mediante el logro de un objetivo y además implicaría enfrentar al rival más duro de los dos que promocionan.
Gimnasia debe tranquilizarse y confirmar adentro de la cancha que es el mejor de los cinco equipos que luchan por la permanencia. El alivio generado por el virtual alejamiento del descenso directo no puede representar un relajo sino todo lo contrario; debe ser significar un impulso para salir adelante y superar en puntos tanto a Central como Racing. Las posibilidades son ciertas y están más al alcance que nunca.
El equipo ha demostrado enteraza en los momentos más delicados. Ha ganado partidos increíbles y ha superado grandes angustias tapándole la boca a muchos que aventuraban a un Gimnasia sin chances. Pero también es cierto, que cada vez que el Lobo jugó más holgado, sin la presión de un partido decisivo, los resultados no lo acompañaron.
El desafío está planteado. Al margen de los méritos propios, las chances de zafar del descenso directo son casi una realidad. Ahora comienza otra historia y con lo anterior también llega la obligación de hacer la parte que nos toca y superar a dos rivales muy pobres, pero que hasta el momento no dejan en los puntos la evidencia de ser menos que el tripero.
