Gimnasia vive un momento delicado y la situación futbolística no ayuda a superarla. Editorial de la revista Letra G número 99.
Esto no es política. Esto es amar a Gimnasia de verdad. Estuviera quien estuviese como presidente de la institución la denuncia se iba a llevar a cabo igual porque lo que se está defendiendo acá no es un espacio político ni un puñado de votos. Tampoco se está intentando desestabilizar, ni se está actuando por recelo o por resentimiento alguno. Nada que se le parezca. Acá se está defendiendo la identidad y la vida de Gimnasia.
La denuncia a la Comisión Directiva por irregularidades en la conformación de una Fundación que esconde intenciones de acceder a la total potestad de los bienes patrimoniales de Gimnasia, es un acto de valentía que genera la esperanza de que la institución puede salir adelante.
Y parece paradójico plantearlo así. Una denuncia que beneficie al Club. Pero la realidad muestra que los socios no están ausentes. Y que aunque se generalice en decir que “nadie dice ni hace nada”, hay gente que se mueve, que se preocupa y que va al frente por cualquier reivindicación que favorezca los valores inclaudicables de nuestro querido Lobo.
Por momentos uno conjetura con estar equivocado y piensa que al día siguiente las cosas se van a aclarar. Pero al rato, analizando un poco la situación, se pregunta porqué habría de gestarse todo esto en la oscuridad, al resguardo de todo aquel que se interesa por la vida del Club. Porqué no hacer un anuncio multitudinario si esta situación tanto beneficia a Gimnasia. Y lo más grave, porqué omitir la consulta popular del tema en una Asamblea Extraordinaria, tal como lo exige el Estatuto del Club. Hay más en la página 16 de la revista.
Estamos preocupados porque no vislumbramos un futuro alentador. Estamos asustados, porque todo ser humano teme a lo desconocido.
Detrás de todo esto está en juego Gimnasia: su Bosque, su Sede, su Estancia, todo. Está en juego su ideología y ese sentimiento inexplicable, que parece un lugar común mencionarlo, pero que aparece en estos casos, llenándonos los ojos de lágrimas, sin saber qué hacer ni cómo mantener el equilibrio entre involucrarse y luchar a cualquier precio y hacerse el tonto e ir a la cancha a gritar por el equipo solamente. Nosotros nos comprometemos. Y seguramente por eso sufrimos tanto y nos agarramos semejantes calenturas. Pero en fin, elegimos vivir así.
No defrauden a Gimnasia señores. Expliquen qué pasa y cómo sigue todo esto si es que realmente ustedes, dirigentes, estaban en la vereda de enfrente, de aquellos que venían a Gimnasia a hacer negocios, a vaciar al Club, a transformar una familia en una empresa, a reírse en la cara los socios que luchando, se quedaron secos en una asamblea.
Con Gimnasia no se jode.
