Adelantamos la nota editorial de la Revista Letra G 112. El Lobo, con Ortiz, se juega todo en el último tramo del torneo.
El título de la tapa es tan contundente como real, a pesar de que hace un tiempo, semejante realidad no podía aseverarse.
Gimnasia vive y de eso no caben dudas. Porque vive en términos futbolísticos ya que está a tres puntos de Huracán en la lucha por no descender; pero fundamentalmente vive en los corazones de cada hincha.
Tantos años peleando abajo han curtido los sentimientos de los triperos y ese llanto de dolor que arremete ante cada golpe se está empezando a transformar en fuerza para seguir luchando.
Caer derrotados dentro de la cancha por supuesto que nos modifica el estado de ánimo y nos hace la vida cuesta arriba. En cualquier ámbito las cosas se hacen más difíciles cuando nos invade la angustia de ver mal a Gimnasia.
Pero ese sentimiento, poco a poco, está dejando de lado la visión apocalíptica de la desaparición y está dando lugar al impulso arrollador de los triperos que surge en las situaciones límites.
La llegada del Indio Ortiz a la conducción técnica del equipo es muestra de eso y constituye la confirmación de que para un Tripero no hay nada mejor que otro Tripero. Nadie puede entender el sentimiento de un hincha de Gimnasia y por eso, también es imposible que alguien ajeno a nuestras raíces pueda transmitir la pasión que se necesita para sobreponerse a la adversidad que nos somete.
Gracias por todo Cappa. Notamos esa identidad de juego que impusiste, aunque los resultados hayan sido adversos. Gracias de verdad por tu forma de pensar y por tu visión del mundo. No obstante, lejos de querer caer en críticas despiadadas, es importante entender que para sobreponerse a este momento se necesita otra cosa.
Hoy hay que imponer el corazón por sobre la razón. Hoy se necesita dejar todo adentro de la cancha y no dejar nada librado al azar afuera. Hoy más que nunca se necesita aliento incesante y tolerancia a cuestiones menores aunque estemos en desacuerdo. Hoy hay que involucrarse, comprometerse y acercarse al Club para aportar, cada uno, desde donde se pueda.
Tenemos que ocuparnos y preocuparnos del presente, pero también debemos diseñar el futuro contemplando cualquier escenario posible. Pase lo que pase, tenemos que estar ahí.
Un Club de puertas abiertas, en crecimiento, resguardando lo propio; lleno de socios, solidarios, fomentado cada disciplina; con dirigentes dignos, honestos y que pongan lo que haya que poner para que nadie se lleve puesto al Lobo. Un equipo de Primera con los once jugadores surgidos de las divisiones juveniles. Tribunas colmadas, aliento constante y una convivencia armónica entre los triperos debido al consenso en políticas institucionales. En estos puntos se deshacen nuestros sueños cada día y por esos sueños lucharemos hasta la muerte.