Letra G
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06-10-2011

EDITORIAL DE LA REVISTA LETRA G 118

Un corazón que no puede cumplir más promesas ya... Valoremos a quienes dejan su vida, cada día, por un Gimnasia mejor.

La velocidad con la que suceden las cosas en Gimnasia va dejando marcas. La confusión, la preocupación, la incertidumbre, la tristeza, van calando hondo en cada tripero que no encuentra explicación a este momento y algo que es mucho peor, no deduce cuál es el camino que se debe seguir para salir adelante.

Porque el Club está devastando y porque cada vez que uno aspira a que las cosas se estabilicen para empezar a construir, un hilo de sangre se propaga y otra vez el caos se adueña de la realidad cotidiana.

La falta de conducción y firmeza política, los problemas tantas veces mencionados en torno a la comunicación institucional y los constantes desaciertos en materia futbolística instalan un caos que se va profundizando y que termina por establecerse como patrón, insuperable, que va desgastando y que genera que nada de lo que se haga, tenga un arraigo en las estructuras del Club.

Todo es vulnerable, todo es efímero. Todo apunta a paliar el problema emergente, sin recaer en que lo importante es apuntarle al problema de fondo. Entonces si hay deuda se busca al “Tío Rico” que venga y aporte dinero, a cambio de una tajada de poder y de un puñado de decisiones a tomar. Pero claro, cuando al Tío no le dan los gustos, pega media vuelta, se va y no pone más. Como el dueño de la pelota en el potrero. O juega o se lleva la pelota.
Con el fútbol está pasando algo parecido. Lo que se busca son resultados inmediatos, sin recaer en proyectos, sin estudiar lo que se tiene ni lo que se puede conseguir. Se tiran, como se dice vulgarmente, “manotazos de ahogado”, especulando con lo que quiere la gente, buscando de alguna manera que si las cosas no funcionan el rebote no haga saltar a todos por el aire.

No hay proyección, porque no hay trabajo. No hay unidad, porque siguen prevaleciendo los personalismos y las mezquindades políticas por sobre las necesidades de Gimnasia. El Club necesita algo, pero como conseguirlo implica tener que pedirle un favor a mi enemigo íntimo, “prefiero morir en la mía”, apostando a paliativos que de antemano se sabe que no funcionarán. Y así estamos...

Las decisiones que se toman un día, a la mañana siguiente quedan sin efecto. Lo que se proyecta en una reunión de comisión directiva dura hasta minutos después de traspasar la puerta. Porque no hay convicción, porque no hay un concepto de Club claro y porque todavía no tomamos conciencia de que la única forma de salir de todo esto es que la gente se apropie de la Institución.

Suena romántico y utópico, pero basta de apostar a salvadores milagrosos que ya han demostrado no estar a la altura de las circunstancias y que ponen más condiciones que soluciones. Gimnasia agoniza y todavía se piensa en que “por ahí funciona”, que “por ahí nos salva”, que “al final no era tan malo”. Así llegamos a un Club en llamas, con deudas millonarias, con déficit, crisis en todas las disciplinas, últimos en el Nacional B.

¡Despertemos! Pongamos manos a la obra, con humildad, honestidad, con respeto, percibiendo y destacando la incansable tarea de los socios. Trabajemos como hormigas con quienes aman a la institución. Valoremos de una vez por todas a quienes dejaron y dejan su vida, cada día, por un Gimnasia mejor.


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