Nota de opinión: Ariel Fridman Gimnasia debe resolver cuestiones elementales para luego fomentar nuevos debates.
Cada vez que Gimnasia enfrenta a un equipo que puede convocar a una buena cantidad de hinchas, emerge desde las entrañas de los medios la necesidad de instalar el tema de estadio Ciudad de La Plata. Hay un doble objetivo. Por un lado informar y descifrar qué se le cruza por la cabeza de los dirigentes sobre este tema. Y por otro, como no podía faltar, está la cuestión de provocar al hincha de Gimnasia, de hacerlo enfrentar entre sí, de ponerlo en la dualidad (aunque para muchos no exista tal dualidad) de ir o no ir a alentar al equipo. Sin embargo, anterior a estas dos posturas hay una cuestión de fondo a resolver.
Surgen muchas vertientes sobre este tema y dejarlas de lado sería asumir un peligroso acostumbramiento. Sería en parte también darle la razón a quienes pretenden que el tiempo haga olvidar discusiones profundas sobre valores, principios e identidad.
Que nada garantiza la cuestión deportiva, que la deuda del Club es insalvable, que los sueldos, que la recaudación, que la seguridad, el espectáculo y las presiones/arreglos con el poder de turno. Muchas son las variables que aparecen y ninguna termina por responder la pregunta inicial. ¿Qué somos y qué queremos ser?
Gimnasia necesita recursos económicos y la localía en el Bosque no garantiza un buen resultado deportivo. Esto es evidente. Pero la discusión debe ir más allá y debe atender el fondo del problema ¿Qué hace Gimnasia para obtener esos recursos económicos genuinos? ¿Hay esfuerzos por no tener que prescindir de las limosnas? ¿Cuáles son las propuestas y las iniciativas del Club para generar dinero? ¿Jugar en el Bosque implica solo sacar o no un buen resultado? ¿Tiene algún valor hablar de principio e identidad por estos tiempos? Y hay más, pero con esto basta y sobra para dejar el tema planteado.
Si queremos un Club serio, grande y fuerte debemos pensar en esa dirección. Basta de pedir prestado, de tirar manotazos de ahogado y depender pura y exclusivamente de una recaudación para aflojarnos la soga del cuello. Hace años que se viene actuando en el día a día. Zafando, como se dice vulgarmente. Pero no hay planificación, no hay lineamientos a corto, mediano y largo plazo. Falta gente idónea y se le cierran las puertas a quienes aportan proyectos novedosos. No hay gestión, porque la gran mayoría de las gestiones dependen de las decisiones que tome el presidente Delmar y eso aleja al resto, le saca las ganas de pensar y proponer, de tener iniciativas.
Si buscamos un ejemplo concreto: pasa otro verano y otra vez la temporada de pileta fue posible gracias a una colaboración. Pero a partir de ahí qué hizo el Club para explotar esa posibilidad que se dio. Muy poco. Faltó una campaña de difusión que promocione las instalaciones. No se incorporó a los jugadores a que se sumen a esa idea. No se hizo una campaña para aumentar los socios. No se organizó una fiesta, un sorteo, entre otras.
Primero hay que poner a Gimnasia de pie como Club. Que la dirigencia actual deje en claro cuál es su postura frente a la identidad que nos forja. Que se sepa qué es lo que se quiere hacer realmente con el Estadio, con Estancia, con El Bosquecito, con la Sede y demás establecimientos. Que se abran las puertas a las ideas de triperos que no forman parte de la dirigencia. Que se presenten los proyectos para generar recursos. Que se recupere la dignidad ante el resto de las instituciones.
Volvamos a ser Gimnasia y después discutimos el resto.