En medio de la lucha inclaudicable de los hinchas triperos por el retorno definitivo a nuestra única casa.
El estadio “Juan Carlos Zerrillo” del Club de Gimnasia y Esgrima La Plata está ubicado en el bosque platense, entre las calles 60 y 118 y lleva el nombre de quien fuera presidente de la institución entre los años 1929 y 1932. El 26 de abril de 1924, bajo la presidencia de Horacio Casco, se realizó la fiesta de inauguración y quedó habilitado para que se jueguen encuentros del campeonato de esa temporada. Recién se jugó el primer partido de "bautismo" el 19 de noviembre. Ese día Gimnasia enfrentó a Peñarol de Montevideo y le ganó por 1 a 0.
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El Lobo vive con esfuerzo e hidalguía estos tiempos en los que se intenta llevar todo por delante. En los que se actúa de acuerdo a intereses económicos y políticos y se intenta pisotear por la fuerza a la memoria.
Por estos días, sonó fuerte la voz del poeta Juan Gelman al destacar que hay quienes denigran este esfuerzo de memoria, pues creen que sólo se debe mirar hacia adelante. Y luego destaca enfáticamente que “están muy equivocados”, que antes del olvido verdadero hay un proceso de verdad y luego de justicia.
Por supuesto, que estas palabras están referidas a otro contexto, pero es imprescindible rescatarlas y destacar al escritor, para tomar de él ese vigor incomparable para luchar contra la adversidad.
Hoy el pueblo tripero no olvida y se planta frente al “progreso” que intenta llevarse por delante los valores, los ideales, la identidad. El mismo progreso que deja a cada paso ríos de sangre en los conurbanos enfermos de las grandes ciudades. El mismo progreso, que construye muros e intenta separar con ghetos a “ellos” de “nosotros”.
Ese es el progreso. El que considera fundamental, para seguir adelante, la optimización de los mercados a cualquier precio. La explotación de los hombres, la denigración de la mujer y la corrupción de los menores.
Eso es lo que propone y también, lo que intenta vender desde los medios. Y frente a eso hay que luchar. Porque aquí está en juego mucho más que un estadio, más que un fanatismo o un simple juego de resultados deportivos. Aquí está en discusión ese intento de borrar por la fuerza el sentimiento y la pasión del hincha de Gimnasia, utilizando argumentos incoherentes, intentado explicar lo inexplicable y forzando una situación ya insostenible.
Da la sensación de que alguien vio el negocio y supuso que nadie se iba a oponer. Que todos iban a festejar este cambio y ese paso de la “barbarie” a la “civilización”. Pero irremediablemente se equivocaron. Afectados por ese capitalismo cínico y salvaje, se equivocaron y se toparon con las masas, dispuestas a todo en pos de proteger lo que le pertenece.
Nadie pidió un lujoso monumento al fraude, con el que se intenta callar las voces de un pueblo de pie, que peleará hasta el último día de su vida por la dignidad.
Por todo esto, y con el propósito claro de regresar a casa, resta por decir ¡Felicidades Gimnasistas! Es un orgullo pertenecer a la mejor hinchada del mundo de la mejor Institución de mundo.
