Hoy desde las 18.30 todos al Bosque para compartir la fiesta del hincha Tripero. Después, caravana por la ciudad.
Cualquier simpatizante, en estas condiciones, se levanta a la mañana y lo primero que hace es mirar por la ventana. Observa si llueve, si hace frío y ahí decide si sale a la calle o se queda calentito en casa. A veces, también entra en jugo la situación por la que está atravesando el equipo por el cual simpatiza: si está entre los tres primeros se pone una camiseta nueva, un buzo arriba y sale en el auto a ver qué pasa.
Pero esto es diferente. La pasión de un Tripero no sabe de especulaciones. Es sentimiento puro. La gente de los barrios ya está palpitando el partido. Agota las entradas a pesar de todo, se junta con amigos, todos con azul y blanca puesta. Agarra los trapos, los bombos, descorcha un par de bengalas y arranca para el Templo.
Allí estará esperando la banda, con su folklore y con la certeza absoluta de pertenecer a la mejor hinchada del mundo. A esa que no sabe de abandonos. A esa que se pone la camiseta más en las malas que en las buenas. La que copa las canchas, la que provoca terremotos, la que pelea por el retorno al Bosque. La que no vive de recuerdos, sino de respirar todo el tiempo ese amor incondicional por los colores, por el Club, por la camiseta.
En todo el mundo estarán pendientes de lo que pase esta tarde en la ciudad. Por eso, los verdaderos hinchas y los que puedan debido a la distancia, no faltarán a las 18.30 al glorioso Estadio del Bosque. Para festejar, para seguir viviendo esta pasión que respira gracias a un resultado deportivo sino gracias al verdadero amor por Gimnasia.