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Siempre que se acerca el clásico platense los medios en general comienzan a hacer todo tipo de análisis: deportivos, económicos, sociales, culturales, etc. Y en medio de esa vorágine periodística, concentrada en “sacarle el jugo al acontecimiento”, se cometen imprudencias, peligrosas en entornos de este tipo.
Desde el fin de semana anterior al partido, ya se escuchaban las radios deseando que “todo sea una fiesta deportiva”, “que el partido se desarrolle en paz”. A su vez, en diferentes páginas se informaba sobre el Banderazo Tripero, pero enmarcado en un clima de violencia y recordando los incidentes cometidos años atrás, en situaciones diferentes, que nada tuvieron que ver con un banderazo previo a un clásico.
Por otro lado, en la televisión, tanto los medios capitalinos como los locales, advirtieron sobre posibles enfrentamientos; especularon acerca de cómo se puede comportar la gente si gana un equipo o el otro.
Lo cierto es que, como todos saben, los medios determinan una agenda de información y se encargan de imponerla a partir de del tratamiento intensivo de los temas de la misma.
Entonces se habla de una cosa, mientras se tapa otra, sale a la luz algún hecho escondido, mientras se reserva otro y lo mismo pasa con las pesonalidades; algunos están en la boca de todos y de un día para otro parecen haber sido absorbidos por al tierra.
En este contexto y en este juego perverso, el exceso y la sobrecarga mediática acerca del tema de la violencia es contraproducente.
En primer lugar, porque los violentos no son los receptores del mensaje y no son, justamente, los que van a dejar de cometer hechos de violencia por escuchar en los medios que eso no debe hacerse.
Y en segundo término, esa psicosis llega al común de la gente y comienza a preocuparla, cosa que no debería pasar mientras existan responsables de la organización de estos eventos.
Por eso, queda en evidencia que hay una disfunción mediática. Instalar el tema de la violencia sólo genera que toda la gente esté pensando en eso. Y no por subestimar a la gente, sino que al escuchar todo el tiempo cosas vinculadas, cualquiera se siente inducido a estar pendiente del tema.
Ojalá nos equivoquemos y esperemos no leer en los próximos días: “a pesar de todo lo que se dijo durante la semana, hubo violencia”.
