El tan ansiado regreso al Bosque es casi un hecho. Era necesario volver cuanto antes y se espera la habilitación definitiva.
Que sí, que no, caía el chaparrón y el Lobo era un bajón.
Así es como se sentía la gente cada vez que se hablaba del glorioso Estadio del Bosque.
Mucho manoseo, falsas expectativas, discursos no tan claros e intereses de por medio atravesaron los hinchas triperos, desde que en la campaña, esta conducción se comprometiera a volver al Bosque.
No hay que dejar de lado la férrea oposición por parte del patético organismo que se encarga de la seguridad deportiva en la región y tiene el tupé de prohibirnos jugar en el Bosque mientras Olimpo, por ejemplo, es local en ese vetusto estadio bahiense.
Atrás quedaron los días en que la comisión directiva anterior optó por sacarnos de Casa con suma impunidad.
Ahora y gracias a los cientos de incansables colaboradores anónimos -barriadas, filiales, etc.- más un manifiesto apoyo de la actual comisión directiva, el Lobo ha vuelto al lugar de donde nunca debió haberse ido.
Si bien faltan mínimos detalles de seguridad por definir, la última fecha del -olvidable- Torneo Clausura se disputara en 60 y 118.
No se espera menos que un Estadio repleto de triperos vistiendo los colores más hermosos que hay sobre la tierra.
Es una muestra de que se puede lograr lo que se quiere, con esfuerzo y pasión. Ahora el desafío continúa, porque no pretendemos conformarnos con ésto. Queremos ampliar el Estadio para no tener que dejar de jugar allí nunca más.
Ojo, Gimnasia no es sólo Estadio pero empezar por casa es lo más aconsejable.
