Gimnasia inicia una nueva etapa y lo principal es determinar los componentes. No se puede seguir cuestionando al técnico a días de comenzar la pretemporada. Habrá que pelear con quienes realmente quieren al Club y aspirar a una franca evolución de los juveniles.
No hace mucho tiempo Gimnasia atravesó una situación parecida en cuanto a lo futbolístico y el método que utilizó para superarla tiene motes parecidos a los que se están planteando por estos días.
La llegada de refuerzos se hace cada vez más complicada. El mercado maneja número irrisorios para el Lobo y encima, el posicionamiento en las tablas no invita a nadie a sumarse al proyecto.
En este contexto y a diferencia de la vez anterior, Gimnasia viene arrastrando una crisis muy profunda en lo futbolístico, pero además en lo institucional. La nueva dirigencia está tratando de paliar la crisis que heredó, pero la gente ya no tiene paciencia para más errores. Quiere resultados en lo inmediato.
Y así es muy difícil. Muchos hinchas piden el alejamiento del técnico sin reparar en análisis. Encima, las contrataciones resultan muy complicadas y los medios, incisivos ahora, tiran palos para todos lados sin medir las consecuencias.
Hay que parar la pelota, sin que esto parezca un pedido de tranquilidad en medio de un terremoto. No se dice hay que quedarse en la casa esperando que las cosas se resuelvan, para nada. Pero lo que sí, hay que respetar las decisiones que toman los dirigentes y aportar desde lo constructivo alguna solución.
Es un hecho que el Topo Sanguinetti será el técnico de Gimnasia para el Apertura 2008. Entonces listo, tema cerrado. Ahora hay que planificar el equipo, puesto por puesto e intentar incorporar jugadores que sumen calidad y fútbol, no gente que venga a entrenar a la espera de que un milagro lo dote de condiciones.
Antes de sumar a cualquiera, es preferible promocionar a los pibes del Club. Por lo tanto, que vengan a Gimnasia quienes realmente quieren a la Institución, que con ellos, la hinchada y los pibes salimos adelante.