1-3 con Unión. Lo único bueno de todo este asunto es que los otros equipos que pelean el descenso, tan malos como Gimnasia, también pierden.
No hay nada para destacar. Y la responsabilidad de Orfila crece partido a partido. El DT deberá romper con el tándem Seoane-Garayalde. Basta de caprichos y cosas que no funcionan.
Resulta una picardía que Merlini no tenga lugar de entrada. Los titulares se arrastran y no dan dos pases seguidos. Pero esto es Gimnasia: un equipito que con suerte es del montón. Y que perderá, empatará y ganará cada tanto, sin objetivos claros ni superadores.
Urge que el Lobo vuelva a hacerse fuerte en el Bosque. Nadie se achica en el Zerillo: Gimnasia es muy fácil. Unión se plantó bien y liquidó el pleito cuando todavía quedaban 30 minutos. No necesitó más que orden táctico, ímpetu y cierta noción técnica. Eso es todo.
Aprobados hoy: Torres, Merlini y ponele que Hurtado. ¿El resto? A marzo.
Y mientras tanto, los dirigentes. Secundados por una Secretaría Técnica fulminante para cualquier clase de aspiración futbolística, dejaron tierra arrasada. Son los primeros culpables de este desastre.
Agustín Colianni
