El Lobo se amigó con el triunfo en Junín y cortó una racha negativa de tres derrotas en fila. Fue una bocanada de aire fresco en medio de semanas agitadas por la actualidad deportiva, institucional, financiera y política del club.
Con cambios en todas las líneas, Gimnasia salió a especular ante Sarmiento, con un libreto netamente defensivo. El Lobo no la pasó bien, pero por momentos pudo cerrar los circuitos del local y siempre buscó la contra en los rapiditos de arriba: Merlini, Piedrahíta y Panaro.
El planteo de Orfila no entusiasmó a nadie, pero el Lobo se topó con el gol cerca del final del primer tiempo. Una mano desvió un disparo de Panaro y Echavarría no dudó. Torres lo aseguró con categoría y Gimnasia se fue al descanso arriba.
En el complemento, el DT agotó variantes antes de los 30 minutos, con cambios que sorprendieron, como la salida de Merlini, el único que aportaba algo de juego. Entró Martínez para formar línea de 5 atrás. Allí también crecieron las figuras de Max y Yangali, piezas clave en la mitad del terreno.
Hurtado tuvo el segundo en un mano a mano clarísimo, pero definió de la peor manera posible.
La mala puntería de Sarmiento y la buena actuación de Insfrán mantuvieron al Lobo en ventaja. El arquero tapó un cabezazo con destino a red y luego un penal (al margen, Suso sigue siendo un peligro dentro del área propia). Así, garantizó la victoria de Gimnasia, que por supuesto cortó clavos hasta el pitazo final.
El Lobo ganó, pero deberá mejorar de cara a lo que viene, sí o sí. Por lo pronto, tendrá una finalísima este sábado ante Talleres, cuando lo reciba en el Bosque desde las 16:30.
Agustín Colianni