Cuando tu arquero es figura, algo mal hiciste. Gimnasia estuvo a pocos minutos de quedarse con el clásico, pero en una jugada anunciadísima Estudiantes lo empató.
Lo del Lobo fue bueno en el primer tiempo. Tras un arranque a los tropiezos, el equipo de Flores sacó pecho y empezó a complicar a su rival, jugando de igual a igual y sin ceder terreno. Así, tuvo varias claras: sendos cabezazos de Castro y Suso fueron chances nítidas de gol. Y el que frotó la lámpara fue el colombiano Piedrahita: apiló a un par del Pincha y habilitó al Pata, que tras picarla la mandó a guardar en el rebote.
Gimnasia se fue al descanso con la certeza de que tenía el partido controlado, pero todo viró en el complemento. Domínguez cambió la ecuación con los ingresos de Cetré y, sobre todo, de Neves, que manejó la pelota en la mitad del terreno. Flores, en cambio, retrasó a sus dirigidos y se equivocó en los cambios. Por caso, quedó en evidencia que De Blasis no está para jugar: el referente tripero se la pasó al trote y flotando en la mitad del terreno. Estudiantes aprovechó la situación y dominó el trámite, llegando por todos lados y haciendo figura a Insfrán.
El Lobo apostó al contragolpe, pero falló. Tuvo una: un buen disparo de Torrejón (uno de los puntos altos del equipo albiazul) que sacó bien Mansilla.
En tiempo de descuento, Sosa perdió la pelota en posición ofensiva y desencadenó una contra letal del equipo visitante. Centro muy anunciado, Giampaoli perdió a Carrillo, y el nueve le ganó a Pintado y la bajó para la llegada en soledad de Giménez.
Punto final para un clásico que deja un sabor amargo porque el Lobo estuvo ahí de ganarlo. Por lo demás, quedan las conclusiones de siempre: falencias por doquier en todas las líneas del equipo, y la certeza de que este plantel está descompensado, desequilibrado y muy mal armado.
Agustín Colianni
