Gimnasia preparó un mes el clásico y le llegaron diez veces. Lo salvó el Mono de otra derrota. Los cambios evidenciaron el momento.
El DT equivocó los caminos: falló en el planteo del segundo tiempo (todos atrás) y pifió en los cambios. Por caso, priorizó a De Blasis por sobre Merlini, Max, Garayalde o incluso Ivo en un rearmado ante el desconcierto de los primeros minutos del complemento. No hubo rendimiento del referente tripero que llevaba varias semanas de inactividad.
Tras cinco encuentros sin ganar, Gimnasia la pasó mal en el clásico. Sufrió el partido desde el minuto 2, cuando en una contra Insfrán tapó abajo. Después de buenos minutos previos al gol de Castro, llegaron tiros en el travesaño, pelotas aéreas que dañaron y la estrategia de no animarse a más.
El comentario en los jardines recaía en la falta de lectura del juego, donde por momentos Castillo jugó de ocho en un partido largo que no se puede esperar desde el minuto 45.
Insfrán se fue llorando y pidiendo perdón: fue la figura del encuentro y sin él, era una derrota cantada.
Otra campaña de descenso en el tercer año de gestión de esta CD evidencia un desconcierto absoluto en el armado del plantel. La hinchada estuvo a la historia del club, y más. El entrenador, una consecuencia.
Letra G